206 años después del suceso que provocó 608 muertos aún se especula con las causas El maestro alarife que abría el escurridor de aguas turbias juró haber oído una explosión.

Nadie parece aclarar las causas de la rotura del pantano de Puentes en una tarde como la de ayer, hace 206 años. Aún hoy, se especula con la posibilidad de que fuera un sabotaje, un atentado o un fallo técnico al ser construido por un arquitecto y no por un ingeniero. Dos siglos después del suceso que causó 608 muertos todas las hipótesis siguen abiertas.

Entre las tesis que se barajan está la que apunta a que la presa de Puentes fue dinamitada en su base. La lucha que en aquel momento se desencadena por el agua y varios testimonios jurados que aseguran que poco antes de la rotura se oyeron varias explosiones, le dan credibilidad.

Su construcción no estuvo exenta de polémica. El día 1 de mayo de 1785 comienzan las obras. Tres años después, el consejero Robles Vives ordena cerrar las dos compuertas y comenzar a represar las aguas del río. Robles Vives tiene dudas y consulta al capitán de navio, ingeniero jefe del Departamento de Cartagena, Joaquín Ibargüen, sobre la conveniencia de represar agua cuando la obra está a la mitad de la altura.

Éste pone reparos. Entre ellos, que la mayor parte de los muros eran débiles. Al informe se suman los de Ureña o Albizu. Lara los rebate todos. En 1791 se termina y Robles da orden de represar formalmente las aguas, lo que da origen a polémicas entre los dueños de aguas y el comisionado.

Se producen destierros de canónigos de la Colegial y de regidores, escritos de queja contra Robles Vives y hasta un intento de asesinarlo. En 1792 Joaquín Ibargüen reconoce de nuevo el pantano y reproduce los reparos que ya puso cinco años antes. Cree probable su rotura.

Dos explosiones

Hasta dos explosiones juraron haber oído sólo unos minutos antes de que se produjera la rotura del pantano en sus cimientos. Uno de los testigos fue Francisco Navarro, maestro de alarife, a cuya dirección estaba la apertura del escurridor de aguas turbias.

Este aseguró que sobre las tres menos cuarto de la tarde salía agua muy entarquinada del cimiento a manera de palmera (surtidor), y que así continuó hasta que dio «un estallido regular y se rompió». Más tarde «dio otro estallido y se llevó la puerta de poniente y al instante la de levante». Las horas de declaración están equivocadas, porque el agua llegó a Lorca a las cuatro de la tarde, y la rotura fue a las tres, tardando el aluvión una hora en vaciar el pantano y salvar las dos leguas que separan el estrecho de Puentes de la población.

Dos peritos de albañilería, Jerónimo de Moya y Félix Molina, y el de arquitectura, Diego de Miras, también aseguraron que no habían advertido en su obra deterioro alguno, ni filtraciones. Martínez de Lara y varios empleados tuvieron que salir del pueblo. En cuanto a Robles Vives su entierro fue oculto y en la más estricta intimidad por temor a las iras populares que podían echarle la culpa de la mortandad.

This entry was posted on 5/01/2008 and is filed under , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.