El derribo del Molino de Oliver le va a causar más de un dolor de cabeza a la Junta de Hacendados. Miembros de la Asociación Juvenil Villa de Aljucer acudieron ayer a la celebración del Juntamento para protestar por la actuación de la entidad, exigir la restauración del molino y solicitar a las autoridades competentes una sanción ejemplar para que un caso similar no vuelva a producirse en otro lugar.

«Queremos que se restaure el molino íntegramente y que el peso de la ley caiga sobre la Junta de Hacendados y su presidente. Esperamos que las sancionen sean las máximas permitidas por la ley», señaló Pedro Fernández, presidente de la entidad, que calificó la acción como «auténtico terrorismo cultural, tipificado como un delito contra el patrimonio».

Para ilustrar a los presentes sobre el caso, él y otro miembro de la asociación repartieron octavillas entre los asistentes a la asamblea con sus denuncias y reclamaciones. El propio Sigifredo la aceptó y se mantuvo impertérrito cuando Pedro le entregó una réplica del escudo del siglo XVIII, declarado Bien de Interés Cultural, que pendía del molino de Oliver antes de su derribo. «Ya que ha destruido el original le entregamos este para que sepa como es», le espetó Fernández.

El presidente de la Junta de Hacendados le aseguró que había intentado contactar con él porque «en defensa de la huerta también estoy yo». Respecto a la actuación que conllevó el derribo del molino aseguró que la intención era eliminar los olores de la acequia.

Ojeado en La Verdad.
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