Murciano de pura cepa es José Emilio Iniesta. Licenciado en Filología Románica, catedrático en Lengua Castellana y Literatura en el instituto de La Flota y diplomado en árabe por la Escuela Oficial de Idiomas de Alicante, ha escrito dos novelas, 'La sierpe y el laúd y 'La risa de las mujeres muertas'. Ha centrado sus investigaciones en las influencias del árabe en el dialecto murciano.

-¿Cómo se ríen las mujeres cuando están muertas?

-De una forma siniestra. Cuando están vivas no se ríen de la misma manera. El título del libro alude a las pesadillas que tiene el protagonista.

-Me tiene usted ansioso. ¿Qué le ocurre al protagonista?

-Fíjese, le resumo la primera página... Él es concertista de guitarra y está en mitad del escenario. De pronto, cuando concluye su actuación, se pone en pie para recibir los aplausos pero nadie le aplaude. Se da cuenta de que todo el escenario está lleno, pero de cadáveres. Por tanto está ante fantasmas, espíritus que seguirán apareciendo en el transcurso de la obra literaria. Mire, en realidad he realizado la unión de un suceso que estudié y que data de una persona árabe de hace ya 900 años con un joven que vive en pasión de amor actualmente, a principios del siglo XXI.

-¿Cómo eran las doncellas de hace novecientos años?

-En aquel entonces las mujeres en nuestra tierra pudieron incluso tener más libertad que el resto de las mujeres musulmanas e incluso que las mujeres cristianas de esa misma época. Por tanto estamos ante una novela con fondo histórico.

-Por aquello de que los rasgos y costumbres prevalecen, ¿puede decirse que las mujeres murcianas tienen digamos como un carácter más fuerte?

-Sí. Por supuesto, ¡Las mujeres murcianas son de armas tomar! Pero eso forma también parte de su atractivo. La protagonista era una princesa y poetisa que posteriormente fue esclavizada por los almorávides, que en sí eran los talibanes del siglo XXI.

-¿Pero, al final, la mujer muerde? ¿Prefiere usted la mujer del siglo XI o las del siglo XXI?

-No, es muy dura y fuerte pero no llega a tales extremos. Incluso hasta podría decir que se porta bien. Y respecto a su segunda pregunta, a mí me gustan todas las mujeres, las pasadas, las presentes, e incluso intuyo que las que vendrán.

-¿Pues qué tienen en sí las mujeres?

-Todas son de carácter fuerte, incluso creo que mucho más aún que el hombre.. En realidad todas se parecen. El hombre es muy celoso.

-Usted se ha especializado en la influencia del árabe en el dialecto murciano.

-Si se araña un poco la piel de nuestra ciudad aparecen restos árabes; sin ir más lejos ahí tiene usted los de San Esteban. En el caso del habla murciana ocurre exactamente lo mismo; si arañásemos un poco en nuestro idioma, aparecerían más de 3.500 palabras de origen árabe.

-¿Me podría decir algunos ejemplos?

-Por supuesto, alcalde, alcachofa, leja, alhábega, azohía.

-¿En qué ha influido el árabe en el dialecto murciano?

-El árabe no ha influido en la gramática, sólo en el vocabulario y, principalmente, en los sustantivos. Lingüísticamente nuestro origen es latino. Es en las profesiones, y principalmente en las relacionadas con la agricultura donde ha prevalecido el árabe; sirvan de ejemplo: azud, acequia, merancho, zaragüel, berenjena, alcachofa, acelga, ceñil, etcétera.

Olisqueado en La Verdad.

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This entry was posted on 3/21/2010 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.